Evolução do mercado argentino

Evolução do mercado argentino

 

Por Octavio Getino*

Al igual que el de otros países de América Latina, el mercado cinematográfico argentino ha experimentado en los últimos años cambios sustanciales, referidos a los índices de consumo y también a las características de los consumidores y a sus respectivas demandas.

En lo referente al mercado tradicional de las salas, hemos destacado ya el proceso de concentración sociocultural y territorial que caracteriza hoy a las mismas. También se habló de la presencia a niveles mayores que nunca de la industria norteamericana en las pantallas grandes y chicas, imponiendo modelos de narrativas y de consumo, a los cuales debe
atenerse la producción local para poder competir o, inclusive, sobrevivir.

Lejos estamos hoy en día de aquel millar de salas que teníamos en el país en 1980 – o de las más de 2.000 de los años ‘60 y ‘70- reducidas hoy a menos de 500. O de los más de 60 millones de espectadores por año, cifra registrada también en 1980, y los apenas 20 millones que registraron nuestros cines en 1996. (Mucho más distantes estamos aún de los 27 millones de espectadores que cada año concurrían en los años ‘20 a las 127 salas existentes en la ciudad de Buenos Aires).

Cifras comparativas de la década anterior y de la presente permiten observar que, entre 1980 y 1988, el promedio de espectadores representó 44,9 millones por año en todo el país, mientras que entre 1989 y 1996, dicho promedio se redujo a menos de la mitad: 19,4 millones cada año.

A su vez, el mercado interno de nuestras películas, históricamente conformado con el 10% de los títulos estrenados y el 20%- 25% de las recaudaciones, representa hoy un porcentaje mayor de estrenos, pero es sensiblemente menor en materia de entradas vendidas. La reducción de la concurrencia del público a la proyección de películas argentinas se redujo a casi la mitad entre la década anterior y la actual. Si el porcentaje de espectadores de nuestro cine ocupaba entre 1980 y 1988 el 15% del volumen total, en el período 1989-96 lo hizo tan solo con el 7,6%.

En esta reducción del volumen general de espectadores y del interés del público argentino por el cine nacional, el sector más perjudicado es el de la producción local de películas, obligada a depender cada vez más de las ayudas gubernamentales.

Quienes menos sufrieron las consecuencias de estos cambios fueron los sectores a cargo del mercado -la distribución y la exhibición- a los cuales les importa más el monto neto de recaudaciones que la cifra de concurrentes a las salas. Por ejemplo 63 millones de espectadores en 1984, con un precio medio de 0,80 centavos de dólar por entrada, representó ese año una recaudación de más de 45 millones de dólares, mientras que, en 1996, una cifra de espectadores tres veces menor (19,6 millones de espectadores) a un promedio de 6 dólares la entrada, habría representado una recaudación de más de 115 millones de dólares. Sin contar las ventajas económicas que ofrece para el sector comercial la concentración territorial y social del consumo en un menor número de salas (mayor control del mercado, mejores gastos en instalaciones, servicios, personal, etc.).

En ese contexto, las majors norteamericanas han reforzado su presencia en el mercado nacional, tanto en la distribución de películas para las salas de cine como para su oferta en las distintas ventanas de comercialización (TV abierta, cable, video).

De acuerdo a estudios realizados en 1996, la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, mercado que concentra la mayor parte del negocio cinematográfico en el país, un 65% de los títulos ofertados procedieron ese año de los EE.UU. El porcentaje de sus recaudaciones, ascendió al 82% del total. En orden de importancia, nuestro país se ubicó a continuación con el 9,5% de los títulos y el 3,2% de las recaudaciones.

Entre las diez primeras películas de mayor recaudación a nivel nacional en 1996, nueve procedieron de los EE.UU. y una de Italia (El cartero). Sólo dos títulos, entre los 25 más exitosos, correspondieron a producciones argentinas. Sol de otoño, de Mignona, se ubicó en el puesto 19 con algo más de 300 mil espectadores; Despabílate amor, de Subiela, ocupó el puesto 25 con unos 240 mil espectadores. Ambos, representaron apenas la tercera parte de lo que acaparó el film norteamericano más exitoso de ese año, El jorobado de Notre Dame, con casi 1,6 millones de espectadores.

Las fusiones entre compañías norteamericanas, modificaron en los últimos años el panorama de sus filiales en el país. Así, por ejemplo, el sello Columbia-Miramax, representaba en 1996 a las productoras Columbia, Tristar, Disney, Miramax, Orion, Touchstone, Hollywood Pictures y Castle Rock, captando el 27% del mercado. Por su parte, UIP lo hacía con MGM/UA, Paramount y Universal, ocupando el segundo lugar, con el 25% de las recaudaciones. A su vez, la nueva asociación Warner-Fox, había logrado retener 15% del mercado.

En ocasiones, estos agrupamientos empresariales comercializan por separado títulos de diversas procedencias. Ello sucede, por ejemplo, en compromisos bilaterales, como Columbia-Buenavista; UIP-Universal; UIP-Paramount; Columbia-Tristar; Columbia-Castle; Columbia-Miramax; UIP-AU; UIP-Metro. También pueden funcionar aisladamente en el mercado: UIP, Columbia, Warner, etcétera. Las filiales responden de ese modo a las instrucciones y estrategias de comercialización que fijan las sedes centrales o las oficinas regionales.

Algunas distribuidoras de capitales nacionales, dedicadas a comercializar títulos norteamericanos o de otras procedencias, no sujetos al control de las majors, decidieron crear en 1996 el sello Líder Films, como manera de contrarestar el dominio de aquellas sobre el mercado local. Integraron este nuevo emprendimiento las empresas Transmundo, Transeuropa y Distrifilms, que al poco tiempo llegaron a ocupar el tercer lugar en materia de recaudaciones (el 23% del total) ubicándose por encima de la asociación Warner-Fox y algunas operaciones bilaterales o aisladas de otras filiales de EE.UU.

Dos distribuidoras locales, Artistas Argentinos Asociados-Vigo y Filmarte (Bernardo Zupnik), se especializaron en comercializar producciones argentinas, muchas de ellas ubicables como “cine de autor”, además de películas “de calidad” de otras procedencias, con porcentajes en el mercado del 0,99% en el caso de la primera y del 5,66% en la segunda. Filmarte distribuyó durante ese año 10 títulos locales (Sol de otoño, El mundo contra mí, El verso, etc.) mientras que AAA-Vigo se ocupó de 8 producciones (Al corazón, Moebius, etc.). La nueva Lider Films representó a cuatro de los títulos nacionales que figuraron entre los más taquilleros (Despabílate amor, Eva Perón, etc.).

Tomando como base las declaraciones juradas de las salas de exhibición que son procesadas en el INCAA para controlar la retención del impuesto del 10% en las salas, la Capital Federal representó en 1996 el 59,83% de las recaudaciones de todo el país, seguida de la Provincia de Buenos Aires, con el 23,08%. Esto implica que el 82,91% del total de lo recaudado en salas procede del territorio conformado por la Capital y la Pcia. de Bs. Aires. Si a ello se suman las provincias de Santa Fe, con el 5,20% del total; Córdoba, 4,42% y Mendoza, 2,40%, la conclusión es obvia: entre la Capital y la provincia de Bs. Aires, junto con tres provincias más, acaparan el 94,93% de la recaudación nacional de las salas de cine, mientras que el 5,03% restante se reparte entre otras 14 provincias. O lo que es igual, un total de aproximadamente 120 salas, de las casi 400 que tenía el país en 1996, absorvió la casi totalidad de las recaudaciones cinematográficas.

*Trecho do capítulo II. Economía y Dependencia: Los mercados como protagonistas, do livro “Cine Argentino – Entre lo posible y lo deseable” (1998).


FONTE
Blog de Octavio Getino
Link para download: http://bit.ly/9ikiZz
Foto: Cena do filme “O Pântano”, de Lucrecia Martel